CHILE A PEDALES

Distintas rutas, rincones, cerros y carreteras son el destino de mis ruedas y pedales. Datos, imágenes y experiencias para compartir con los amantes de la bici, la naturaleza y la libertad.

19 jul 2012

Cómo evitar que te roben la bicicleta


El robo de bicicletas es una de las principales causas por las que los usuarios reniegan el uso de la bicicleta en el ámbito urbano. No en vano, diversas encuestas apuntan que al menos un 15% de ciclistas urbanos ha sufrido un robo alguna vez.
Existen una serie de principios básicos para no engrosar esta estadística. Sin embargo, seguimos viendo malas prácticas a la hora de aparcar bicicletas, dejando las cosas fáciles a los amigos de lo ajeno. Para evitar un disgusto, es indispensable seguir las diferentes medidas que recopilamos a continuación.

1.  Empezar a protegerla desde el momento de la compra

  • Obtener un recibo de la compra válido, esto puede servir en el futuro a modo de justificante de compra junto a una denuncia
  • Apuntar el número de serie de la bicicleta, útil para su posterior identificación por la policía. Suele venir grabado en el cuadro, junto al pedalier. También es útil hacerla una foto.
  • No comprar en puntos de venta no reglados o a particulares que no sean de confianza, dado que cabe la posibilidad de que estés comprando una bicicleta robada, si lo haces sólo fomentarás los robos, que luego te pueden afectar a ti.
  • Registra tu bici. Varios Ayuntamientos ofrecen un servicio de registro gratuito, que incluye el marcado de la bicicleta, siendo un método de disuasión y localización eficaz.



    2. Tu bicicleta frente al peligro

  • Sitúa la bicicleta en un lugar visible y por el que transiten peatones, siempre sin obstruir el paso.
  • Asegúrate que el lugar donde vas a aparcar la bicicleta está firmemente anclado al suelo. Algunos aparcabicis mal instalados se “despegan” con facilidad.
  • No ates la bici en árboles (los rompen, en serio) ni señales de tráfico que se puedan desmontar.
  • Une entre ellos, y con el objeto rígido al que vas a atar la bicicleta, los cuatro elementos más importantes ante un robo: ambas ruedas, cuadro y sillín. Éste último puedes atarle con un cable al cuadro, o llevártelo contigo.
  • Si optas por llevar dos antirrobos, coloca el más fuerte (primario) para atar el cuadro y una rueda, y otro (secundario) para candar la otra rueda. 
  • Átala siempre con candados que garanticen un mínimo nivel de seguridad (ver Anexo I)
  • Átala lo más alto que puedas (min. 50 cm del suelo), un candado cerca del suelo es más fácil y discreto de romper.
  • Retira los pequeños elementos propicios de robar: cuentakilómetros, luces obligatorias de circulación nocturna, etc.

3. Si te han robado la bicicleta…

  • Denuncia SIEMPRE. Si hay alguna posibilidad de recuperar tu bici, tiene que haber una denuncia. Denunciando vía web ahorrarás colas.
  • Las tiendas de segunda mano tienen obligación de informar a la Policía sobre los productos que venden. Si has denunciado, los ladrones tendrán más complicado dar salida a tu bici.
  • Los candados
    1x1.trans Cómo evitar que te roben la bicicleta

    Lo más seguro son las horquillas o “U” rígida seguidas por los articulados o pitón. La certificación ART garantizaría la seguridad concreta de cada uno de estos productos: desde una estrella (menos seguro pero recomendable) a tres estrellas (lo más seguro del mercado).
    Las espirales sólo deben considerarse elementos disuasorios para situaciones en las que la bicicleta está al alcance de nuestra vista o asegurar algunas piezas como el sillín. El tiempo que pueden tardar en romperlas, con una herramienta adecuada, se mide en segundos.
    Para gestiones muy cortas (como comprar el pan) o para complementar los anteriores candados, son interesantes los candados de cuadro, que bloquean la rueda trasera y son rápidos de abrir y cerrar.
    En materia de candados, no es bueno racanear. El antorrobo primario debe costar mínimo 20€. Cuanto más bueno es un candado, más nos va a durar y más segura estará nuestra bici.

    ANEXOII: Otros métodos de seguridad

  • Alarma para bicicleta, que se activa cuando detecta un movimiento (Por ejemplo esta, aunque dudamos de su legalidad en España debido a su excesivo nivel de ruido).
  • Candado que mancha cuándo intentas romperlo.
  • Cadena de Kriptonita, para que Superman no te robe la bici (bueno, nunca se sabe)
Más informacion:

Fuente: http://ecomovilidad.net

12 may 2012

Lagunillas: pedalear hasta el centro de ski


El Cajón del Maipo nos entrega varias opciones de pedaleo. En al artículo anterior nos fuimos al Alfalfal, que es 100% ruta. Hoy vamos a pedalear a Lagunillas, en el sector de San José de Maipo.

Esta localidad queda a 40 kms de Santiago, y desde ahí mismo se accede a la entrada de Lagunillas que es una subida constante de 16 kms, toda de tierra por tanto es esencial subir en bicis MTB por las características del terreno.

Hay dos opciones para hacer este destino. Pueden irse en auto hasta San José, estacionar en la plaza y de ahí comenzar la trepada en bicicleta hacia Lagunillas, o, comenzar a pedalear desde sus casas con el ánimo de completar más de 100 kms ida y vuelta. La decisión pasa por la condición física y el aguante de cada pedalero.

Cuando la hice participaba activamente con un grupo de cleteros que se llama ARO 26, nos fuimos en auto hasta San José y desde ahí hicimos la caravana de dos ruedas hasta el centro de ski Lagunillas. En general esta ruta se puede hacer durante casi todo el año, excepto en los momentos de mucha nieve.

La dificultad es media - baja, lo principal es dosificar bien las energías para los tramos finales donde la pendiente aumenta, pero en líneas generales es un camino amable, sube constantemente pero no presenta episodios extremos, además no siendo una competencia cada uno va a su ritmo, descansando cuando sea necesario o parando para fotografiar los paisajes que regala el sector.


Es una ruta totalmente recomendable para pasar un buen día pedaleando y compartiendo con alguien. Siempre es bueno hacerlo acompañado pensando en un eventual accidente o una pana para no quedarse tirado ya que transita muy poca gente por ahí durante los meses que no hay temporada de ski.

Un buen dato es que si la cosa se organiza con tiempo se puede gestionar alimentación en el refugio que hay en el centro de ski. Aquella vez nos esperaron con un menú listo para servir. Si lo hacen en verano vayan con una buena cantidad de agua pues el calor es mucho y consideren que es todo subida. En invierno guarden en la mochila un polar o alguna prenda abrigada para cuando se detengan arriba. Otra cosa, si aún quedan energías pueden pedalear por las canchas de ski y buscar alguna ruta entretenida, eso cuando la temporada de invierno no está activa.



GALERÍA DE IMÁGENES



 




17 abr 2012

¿Quieres saber cuanto eres capaz de resistir? El Alfalfal mide tus capacidades

Aunque prefiero andar por el cerro y senderos, de vez en cuando no es malo castigarse en el cemento y en el sector del Cajón del Maipo en las cercanías de Santiago hay algunos buenos rincones.

Uno de ellos es el sector del Alfalfal, al que se accede por el camino El Volcán hasta el kilómetro 30 (desde Santiago) aproximádamente, y se toma la ruta al Alfalfal a mano izquierda. Desde ese punto es todo subida, la que empieza suavemente y aumenta mientras avanza el camino.

La última vez que estuve por esos lados fue en enero, pleno verano. Junto a mi amigo Guillermo Negrón (@guillenegron) nos juntamos a las 7.30 de la mañana para capear el calor lo más posible, sin embargo, a las 10 de la mañana ya teníamos el sol con todo, pero hay que ir bien preparado y lo más importante es contar con una buena cantidad de agua.

El sector del Alfalfal tiene poco tráfico de autos y eso siempre es grato, cuenta con paisajes interesantes, buenos miradores y precipicios con vista al río y bastante campo. El camino se hace pesado principlamente porque sube constantemente, y hay pocos descansos. Las bajadas se hacen pocas y cortas, y al final de la ruta comienza un sector de curvas que siempre complica las cosas cuando se pedalea en cuestas.

Pero como les comenté al comienzo, es un buen lugar para probar resistencia física y mental pues ida y vuelta resulta una ruta de más de 120 kms, de verdad agotadora. Medimos las calorías gastadas y fueron unas 5 mil, lo bueno es que al llegar al final de la ruta, hay un villorrio donde se encuentra un bolichito que venden buenas empanadas y cuenta con un grato patio para descasar a la sombra y preparar el regreso.

"Con esta ruta me quieres desanimar" me comentó Guille mientras deborábamos unas de pino, pero hay que decir que la sorteamos bien, llegamos muertos, pero llegamos.
La vuelta es más rápida porque es casi toda en bajada, sin embargo al tomar el camino El Volcán, se pedalea bastante rato contra el viento y para mi esa es la peor condición climática para andar en bicicleta, sobre todo cuando las energías ya están en niveles críticos. 


Eso es el Alfalfal para mi, una ruta para hacerla una vez al año con el solo fin de pegarse un buen castigo y probar cuanto se calza. 


GALERÍA DE IMÁGENES




























Estadísticas e imagen satelital de la ruta (Solo la medimos de ida)

11 abr 2012

Compartir las rutas con educación y sentido común


El parque automotriz crece de manera constante y las calles comienzan a recibir otros medios de transporte como bicicletas y motos dejando de ser un espacio exclusivo para autos. Algunos lo consideran natural, para otros es una molestia. Averiguamos cómo se configura esta nueva forma de compartir la calle.

Para ello conversamos con dos entendidos, por un lado el mecánico y reconocido locutor radial Walo Frías, que tras el micrófono de las radios Futuro y Zero entrega consejos automotrices, un tipo fanático de las motos y el Dakar. En el otro lado de la calle conocimos la visión de Amarilis Horta, la directora de Bicicultura, una agrupación de ciclistas que ve la actividad como una forma de mejorar la vida incluyendo a todos los actores.

Walo Frias considera que hoy se vive una situación crítica “porque se maneja en base a imposición, donde el automovilista se siente dueño del espacio que ocupa, eso responde a una cultura a lo individualista”. Explica que las bicicletas y motos pueden fluir en los espacios donde no lo hacen los autos, pero, agrega “en ocasiones siento que el ciclista pide más derechos de lo que él respeta”.

Amarilis Horta
En esa materia, para Amarilis Horta lo principal es recorrer las calles con prudencia donde el respeto mutuo es básico, “por eso celebro que cada vez hay más automovilistas considerados con el ciclista pero aun se ven unos pocos que no lo son”. Por lo mismo asegura que el principal paso es normar estos espacios que hoy están pensados sólo para automóviles, donde los vehículos menores quedan totalmente desprotegidos.

Ambos coinciden que el automovilista debe entender que el usuario de vehículos pequeños no está ahí para molestar si no para avanzar más rápido y no ocupar ese espacio físico por mucho tiempo. “En ese sentido es importante educar al conductor – comenta Frías – las dos ruedas son más frágiles y no puedes echarle el auto encima”. En esa misma línea Amarilis explica que cuando el ciclista se pone al comienzo de la fila esperando la luz verde lo hace para estar visible y partir primero, estar en circulación cuando los demás recién se ponen en marcha.


¿Qué consejos le entregarían al automovilista para convivir mejor en el espacio común?

Walo Frías
“El automovilista debe manejar más relajado en el contexto de no sentirse invadido por una moto o bicicleta, porque realmente el que va sobre dos ruedas no piensa ocupar el espacio del auto pues no quiere correr riesgos innecesarios. El chofer debe tratar de estudiar esa lógica”. Considera el locutor radial.

Para Amarilis, el conductor debe tener las mismas consideraciones que tiene con otro auto y aplicarlas a un ciclista, esto pasa por estar atento y, por ejemplo, señalizar al sobrepasar a una bicicleta y tomar una distancia suficiente de ella. "En definitiva ser prudente, es lo mismo que les decimos a los ciclistas con relación al auto”, sentencia.

¿Y que debería considerar el ciclista?

“El ciclista debe tener respeto por los demás, expone Walo Frías, respeto por si mismo y por el que comparte su espacio, sea peatón, un auto o moto”. Comenta que existe un tema de sentido común, se necesita una educación urgente sobre actos imprudentes que hay que cambiar. “Por ejemplo cuando circulan por la vereda tienen que tener cuidado en los pasos peatonales y no tirarse pues siempre el peatón tapa al ciclista y este puede terminar colisionado por el auto que dobla”. 



Amarilis Horta considera importante aclarar por donde deben circular los ciclistas. “No está normado que deban ir por la derecha. Por lo general se va por el lado hacia donde tengan que doblar. No circular por la vía por donde van las micros y nunca hay que ir por el centro ¡eso es indignante para los automovilistas y constituye un obstáculo evidente para ellos”, explica.

La observación y la educación es un elemento común para Horta y Frías. Estiman necesario incluir a los peatones en esta conversación. “Hay varios que entienden que al no existir vías seguras por las calles el ciclista debe usar las veredas – comenta Horta - y muchos las comparten pero otros consideran inadmisible esa invasión. Eso es comprensible al existir ciclistas imprudentes, pero hay que enseñarles que la vereda no es su habitat natural por lo que deben ser respetuosos y así ganarse el espacio”. 

“El peatón también debe ser observador – acentúa Frías - y percibir los estímulos, ya sea una bicicleta, una moto y sobre todo como viene el vehículo acercándose a los cruces peatonales, no es llegar y cruzar la calle. Todo pasa por la educación”.

En Chile existe una escuela sobre la coexistencia pacifica y armónica entre ciclistas y automovilistas que se llama Cilorecreovia, apadrinada por el Instituto Nacional del Deporte. Consiste en que en varias comunas liberan calles principales los días domingos donde las personas pueden pedalear o caminar por ahí. Se da la experiencia en que conductores de autos se suben a la bicicleta y aprenden cómo es andar por la calle en un vehículo menor o a pie, de esa manera se va creando una empatía y para a relacionarse en un espacio común.




Este artículo será publicado en el próximo número de la revista de Toyota.

6 mar 2012

Región de La Araucanía, recorriendo tierras ancestrales

El destino vacacional del 2012 fue tierras mapuche. Hace tiempo que estábamos con la idea de conocer el Parque Nacional Conguillío así que los pedales nos llevaron al sur.

Llegada a Melipeuco
La idea era evitar Temuco, distante a 670 kms al sur de Santiago y llegar lo más cerca del parque. Con ese objetivo en mente tomamos un bus hasta Melipeuco, localidad a 30 kms de Conguillío y a 740 kms de la capital. La única línea que llega desde Santiago es Cóndor Bus, de la Flota Barrios. El pasaje en semi cama costó $24.500 y nos cobraron 5 lucas extras por bicicleta, pagamos el noviciado, pues a la vuelta la tarifa fue de 2 mil pesos, pero al  menos ya sabemos como negociar para la próxima.





Salida desde casa

Comenzamos a pedalear desde la misma casa. Nos fuimos con las bicis cargadas hasta el terminal Santiago con dos horas y media de anticipación de la salida del bus para desarmar las bicicletas y embalarlas tranquilamente. El viaje duró 9 horas aproximadamente y el día en Melipeuco estaba ideal para pedalear. Unos 20 a 24 grados. El pueblo, cercano al volcán Llaima, tiene ese tono rural y cuenta con negocios para comprar provisiones. Los precios son normales y vale la pena no llevar tantas cosas desde Santiago y comprar ahí.

Dirección al Parque 

Al salir de Melipeuco comienza el camino de ripio, que toma su tiempo de adaptación por el peso  de las alforjas más cargadas de lo habitual con ropa gruesa además de una carpa nueva 2 kilos más que la que portábamos antes, pero de mejor calidad. Así disfrutamos de los primeros paisajes que regalan ese verde sureño tan acogedor combinado con el aroma a campo. A unos 4 kilómetros se llega a un cruce: a la derecha Laguna Icalma, a la izquierda te lleva al parque, esa dirección tomamos.

Ahí comienza un buen trecho de camino asfaltado que permite enfrentar más cómodamente un par de buenas subidas. Eso debe durar unos 10 kms para luego internarse al mundo 100% rural. Camino de tierra, predios y comunidades mapuche se cruzan a la vista. La cámara fotográfica entra en colapso porque todos los rincones son retatables pero decidí esperar un poco más y no abusar de los clicks en esa parte.

Un lugareño de Melipeuco me advirtió antes de salir que el camino es "muy transitado", el Parque Conguillío es una ruta turística por excelencia. Y era verdad, bastantes vehículos que en todo caso transitan con cuidado y respeto, excepto un pelotudo que venía en sentido contrario y que al vernos aceleró con la clara intensión de dejar una nube de tierra encima nuestro y el consiguiente peligro que nos salte alguna piedra. Pero bueno, tarados se ven en todas partes, lo bueno es que fue el único en todo el viaje.

Al correr de los kilómetros el verde campestre comienza a fundirse con los efectos de la
erupción del Llaima el año 2008. Vastos sectores se muestran cubiertos de cenizas y piedras. En el camino se encuentran algunos camping y un par de casas rurales que ofrecen abarrotes, quizá la última opción para comprar a un precio módico antes de entrar al parque. Nosotros no lo aprovechamos, recomiendo que usted si lo haga.
A poco rato aparece el letrero de bienvenida al Parque Nacional Conguillío. No se si les pasa a ustedes pero a mi me produce cierta emoción cada vez que uno alcanza esos hitos y agregar una imagen más a la bitácora de viajes.

Parque Nacional Conguillío

"Zona de Riesgo Volcánico los próximos 11 kilómetros" anuncia un letrero a metros de la entrada. Y claro uno mira hacia la izquierda y aparece imponente el Llaima, que sólo 4 años antes tuvo en vilo a los habitantes del sector. Extensiones de terreno sepultadas bajo cenizas y piedra volcánica indican el feroz despertar que tuvo el volcán recién iniciado el 2008. Por el otro se escucha correr un río haciéndole el quite a los desperdicios que dejó el macizo aquel verano.

En la barrera del guarda parques se cancela $3500 p/p los chilenos y $4500 los extranjeros. Lo primero que me dice el guardia es que sólo hay un camping disponible a 6 kms de ahí. O sea que ni pensar en acampar en los que están cerca del Lago Conguillío, que era nuestra idea original, no había remedio así que nos dirigimos al Camping Trayenko.

Hay sitios de 10 y 15 mil pesos la noche que se diferencian por el tamaño. Cuentan con mesa y sillas rústicas, harto árbol que permiten cubrir las carpas del sol. Dispone de duchas con agua caliente y los baños son limpios y bien mantenidos. Venden algunas cosas básicas como shampoo, jabón, golosinas, galletas, cervezas, etc y de repente uno puede encargar algo cuando bajan al pueblo. No hay luz eléctrica.

Pasamos 3 noches y 4 días ahí. Al siguiente de instalarnos pedaleamos hasta el Lago Conguillío. Los primeros 2 kms y medio siguen en esa ruta de riesgo volcánico que le da todo un aspecto lunar, sobre todo al atardecer que con la luz del sol pegando desde el oeste se ve espectacular, parecido al Valle de la Luna pero en tonos oscuros.


Al salir de esa zona el camino se interna en el bosque, un  túnel de variedades arbóreas sobre el camino arenoso. Es entretenido pedalear ahí con sus curvas, subidas y bajadas. Al poco andar se llega al lago Arcoiris, que más bien es una laguna de varios tonos y rodeada de vegetación. Tiene varios accesos a la orilla, lindo lugar para fotografiar.

Al continuar el camino hay que sortear una subida bastante empinada, algunos autos se quedaban a medio camino pero a las bicis no las para nadie. Hay que ponerle la doble tracción a las piernas y darle no más porque al conquistar la cumbre comienza uno de los pasajes más hermosos de la ruta: el bosque de araucarias. Aparecen tímidamente entre otras especies y poco a poco comienzan a tomarse el terreno hasta engalanar todo el paisaje, eso dura un buen rato hasta llegar a los camping cercanos al Lago Conguillío. Estaban llenos, pero nos dimos cuenta que fue buena suerte quedarnos en el otro camping, nos gustó más, menos gente, más tranquilo.
Además sinceramente no le encontré mucha gracia al Lago Conguillío, según me decían tenía poca agua este año, pero de todas maneras fue grata la tarde que pasamos echados guata al sol y cerveza en mano en su orilla. Ahí se puede comer, hay un boliche que vende empanadas, humitas y bebestibles. Eso si, es el doble (o triple) de caro. Un dato interesante es que para acampar hacen precios especiales a ciclistas, mochileros y motoqueros: 5 mil pesos la noche por persona.

El regreso fue bien entretenido, luego de la subida por el bosque de Araucarias comenzamos a bajar hasta la zona de riesgo volcánico. Se agarra buena velocidad si se desea, no dudé en soltar frenos cuando pude y sortear esa ruta arenosa que tiene su grado de dificultad técnica.

Al salir del bosque aparecen los faldeos del Llaima, eran pasadas las 19 horas y como les comenté anteriormente el paisaje era espectacular, la luz que caía sobre el terreno daba un ambiente lunar, el negro era brillante a un lado del camino, y al otro el verde se acentuaba con el espejo que producía la Laguna Verde que conocimos en su esplendor el día siguiente. Es ahí cuando uno dice ¡cómo no va a ser hermoso este deporte, si la bici te lleva a cualquier parte!

Laguna Verde

¡Qué lugar más agradable y hermoso! está a 1 kilómetro del camping. La laguna era una taza de leche, su verde se distingue a la distancia. Rodeada de amplias playas mezclas de arena y residuos volcánicos. Su aguas cristalinas y cálidas son aptas para bañarse tranquilamente y las playas amplias dan la opción de tener mucho espacio y privacidad para disfrutar de la naturaleza y la tranquilidad del silencio. Estuvimos un día completo entre el agua, la arena, fotografiando paisajes, flora y fauna y caminando alrededor de la laguna donde cada vuelta, cada rincón era más lindo que el anterior. 

La retirada

Habían pronosticado lluvia para el fin de semana así que viajar el día anterior era una buena opción. Una mantención a las bicis antes de cargarlas, desarmamos el campamento, dejamos todo bien limpio y nos fuimos en dirección al Lago Conguillío nuevamente. Ahora nos tomamos con calma el camino, el peso de las alforjas nos exigían subir caminando algunas cuestas y teníamos cerca de 55 kms que pedalear hasta Curacautín. 

El camino al Lago Conguillío pasó tranquilo, pero de ahí hasta la salida del Parque fue un infierno. cerca de 4 kilómetros de cuestas extremadamente empinadas y largas nos hacían imposible pedalear y no nos quedó más remedio que subir caminando, lo cual resulta muy agotador cuando hay un gran peso que remolcar hacia la cima. A eso le sumo una repentina molestia en una rodilla y a cada esfuerzo extra sentía fuertes puntadas, por suerte pedalear con fijaciones permite, en estos casos, cargar el peso en una pierna más que la otra y de esa manera saqué adelante el problema, además decidí subir un poco el asiento para estirar más la pierna y eso ayudó bastante. 

Ahí es un buena oportunidad para plantearse la ruta y para una próxima oportunidad pensar en hacerla al revés. Pero el esfuerzo vale la pena cuando uno llega a Laguna Captrén. Al final el lugar siempre tiene una sorpresa, un rincón que compensa la aventura. Ahí paramos un buen rato para luego seguir la ruta a Curacautín.

En la salida norte del parque el guardia nos aseguró que en 2 horas comenzaba a llover. Calculé que en ese tiempo alcanzábamos a llegar al pueblo, sin embargo no contaba con que ese camino no sería amable conmigo. Un pinchazo en la rueda trasera y un desperfecto en la parrilla (saltó un perno y tuve que ingeniármelas para poder seguir usándola) nos quitaron el tiempo suficiente para que 13 kms antes de Curacautín la lluvia se dejara caer con furia recordándonos que el sur es indómito. Por suerte no hacía frío así que lo único fue llegar mojado hasta las uñas y pedalear con extremo cuidado tratando de ser lo mas visible posible en la carretera. 

Estilando llegamos al poblado donde nos alojamos en un hotel durante 3 días. Curacautín es un lindo lugar para estar, su gente es amable, es barato y hay buenas picadas de comida. Conocimos la ciudad, su feria artesanal, fuimos a la termas Manzanar y un día lo pasamos en la cordillerana localidad de Lonquimay, otro paraíso natural que nos regaló hermosas postales para el recuerdo. 

Al cabo de ese tiempo nuevamente cargamos las dos ruedas y emprendimos hacia Lautaro. El camino es todo pavimentado, un poco menos de 60 kms nos tomó la ruta llena de campos y verdes. Imágenes iban y venían pidiendo ser fotografiadas y debo decir que en ese trecho saqué un par que están entre mis favoritas de todos los tiempos (ver galería de fotos). 


 El andar fue sin contratiempos, aunque el neumático trasero de nuevo empezó a bajar pero me aguantó hasta destino. En Lautaro nos alojamos en una hostal apostada en una casa antigua, limpia y cómoda con cama doble y baño privado. No había mucho que conocer en ese pueblo, a parte de la plaza de armas y un parque.

En resumen, el periplo de 9 días y 194 kilómetros por La Araucanía fue maravilloso: hermosos parajes, buen tiempo, una buena cuota de aventura, conocimos gente agradable, el lugareño es amable y hay precios para todos los bolsillos. Si aún no recorren esa zona no duden en ir. Sólo tienen que preparar bien la logística pues el sur está lleno de sorpresas, sobre todo el tiempo.


GALERÍA DE IMAGENES




Ruta Melipeuco - Conguillío
Atardecer en Parque Conguillío




Fauna en Parque Conguillío


Ancianos en Lago Conguillío
Sector riesgo volcánico parque Conquillío
Sector riesgo volcánico parque Conquillío

Sector riesgo volcánico parque Conquillío
Sector Laguna Verde - Parque Conquillío.
Fauna Parque Conguillío
Parque Conguillío
Parque Conquillío
Sector Laguna Verde
Lago Arcoiris

Lonquimay
Camino Melipeuco - Lautaro









Camino Melipeuco - Lautaro




Lonquimay












Fauna Curacautín

Parque Conquillío










Lonquimay












Lonquimay

Lonquimay












Lonquimay
Lautaro













Camino Curacautín - Lautaro

Fusión imágenes Lago Verde - Volcán Llaima de Fondo.